Tanto
la Feria de las Flores como el Desfile de Silleteros se realizaron por primera
vez en 1957, cuando el Club de Jardinería llevó a cabo una exposición de flores
en el Parque de Bolívar, exactamente en el atrio de la Catedral Metropolitana.
La Fiesta de las Flores, como antes se llamaba, era también amenizada por
grupos musicales y con la participación de reinas, carrozas y bailes en los
clubes sociales. Cuarenta silleteros, campesinos con manojos flores y follajes
cargados a sus espaldas en armazones de madera, que vendían sus productos en la
Placita de Flores, fueron invitados a participar de esta muestra floral y
caminaron hasta el parque, recorriendo algunas calles del centro de la ciudad y
fue así como se generó un espectáculo único, el Desfile de Silleteros, causando
admiración entre los habitantes, más cuando los veían pasar que cuando exponían
sus silletas.
Aunque
la primera Feria fue en mayo, mes de la virgen, en 1958 se trasladó para agosto
haciéndola coincidir con el día de la independencia de Antioquia que es el 11
de este mes. El Desfile de Silleteros se ha convertido en el evento principal
de las festividades y en la actualidad participan 500 silleteros del
corregimiento de Santa Elena.
Además
del Desfile, la Feria ha evolucionado y en la actualidad la ciudad disfruta de
diferentes eventos para todo tipo de público.
En
agosto, cuando la ciudad florece en su mejor esplendor, la ciudad de Medellín
se llena de un ambiente de jolgorio que tiene en las flores su emblema más
amable. Balcones, terrazas, jardineras, vallas, todo evoca la apreciada imagen
de la “ciudad de las flores” y de la “eterna primavera”. La convocatoria a este
encuentro anual con los temas ancestrales de la cultura regional, provoca un
poderoso efecto de atracción que se traduce en un importante flujo de turistas
nacionales e internacionales, que acuden entusiasmados a esta cita con el
disfrute de los variados espectáculos de la Feria de las Flores. Sin distingos
de edad o condición social, los medellinenses se entremezclan con los
visitantes para desplegar sus atributos de civismo y amabilidad, así como de su
afamada tradición de anfitriones.